El tabaco y el alcohol aunque estén permitidos no dejan de ser unas drogas, por lo que afectan al sistema nervioso(SN). Estos son la causa de los trastornos neurológicos más comunes, así como una mayor incidencia de diversas enfermedades neurológicas.
El alcohol produce diferentes grados de estimulación del SN según su cantidad, en los primeros estadios produce regocijo, excitación, desinhibición, locuacidad, agresividad, irritabilidad, descoordinación, pero si se aumenta la dosis, puede seguirse de una fase depresiva que provoca somnolencia, estupor llegando a poder producirse coma e incluso la muerte por depresión cardio-respiratoria.
El tabaco además de sus múltiples efectos nocivos en todo el organismo, también afecta al sistema nervioso central, mermando la capacidad de atención.
El Sistema Nervisoso Simpático se estimula provocando aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, y por lo tanto aumenta el consumo de oxígeno por el corazón. El transporte de oxígeno está dificultado, ya que el monóxido de carbono lo desplaza de la hemoglobina, aumenta la actividad de las plaquetas, además la nicotina produce vasoconstricción, aumento del tono vascular, y de la resistencia periférica, lo que favorece que se produzcan trombos.
Además la nicotina tiene efectos estimulantes lo que puede causar temblores al consumidor sin experiencia o hasta convulsiones con dosis altas, provoca euforia, excitación y relajación en situaciones estresantes, eleva el nivel de glucosa en sangre e incrementa la producción de insulina.
Además recientes estudios han demostrado que existe un consistente riesgo relativo de accidente cerebrovascular en personas fumadoras, frente a personas no fumadoras, dependiendo de la dosis de cigarrillos. Cuantos más cigarrillos más posibilidades de sufrir un ictus.
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